domingo, 9 de agosto de 2009

Cuestión del "hombre colectivo" o del "conformismo social”:

Concepto político de la llamada "revolución permanente", nacida antes de 1848 como expresión científicamente elaborada de las experiencias jacobinas desde 1769 al Termidor [mes 11 republicano]. La fórmula es propia de un periodo histórico en el cual no existían los grandes partidos políticos de masa ni los grandes sindicatos económicos y la sociedad estaba aún bajo muchos aspectos, en un estado de fluidez: mayor retraso en el campo y monopolio casi completo de la eficiencia política-estatal en pocas ciudades o directamente en una sola (París para Francia); aparato estatal relativamente poco desarrollado y mayor autonomía de la sociedad civil respecto de la actividad estatal; sistema determinado de las fuerzas militares y del armamento nacional; mayor autonomía de las economías nacionales frente a las relaciones económicas del mercado mundial, etc. En el período posterior al año 1870, con la expansión colonial europea, cambian todos estos elementos, las relaciones internas de organización del Estado y las internacionales, devienen más complejas y sólidas y la fórmula cuarentiochesca de la "revolución permanente" es sometida a una reelaboración, encontrando la ciencia política su superación en la fórmula de "hegemonía civil". En el arte político ocurre lo mismo que en el arte militar: la guerra de movimiento deviene cada vez más guerra de posición y se puede decir que un Estado vence en una guerra, en cuanto la prepara minuciosa y técnicamente en tiempos de paz. Las estructuras macizas de las democracias modernas, tanto como organizaciones estatales, como complejo de asociaciones operantes en la vida civil, representan en el dominio del arte político lo mismo que las "trincheras" y las fortificaciones permanentes del frente en la guerra de posición: ellas tornan sólo "parcial" el elemento del movimiento que antes constituía "todos" en la guerra, etc.

La cuestión se plantea en los Estados modernos y no en los países atrasados, ni en las colonias, donde aún tienen vigencia las formas que en los primeros han sido superadas convirtiéndose en anacrónicas. El problema del valor de las ideologías (tal como se deriva de la polémica Malagodi-Croce) [30] --con las observaciones de Croce sobre el "mito" soreliano, que se pueden utilizar contra la "pasión"-- debe igualmente ser estudiado en un tratado de ciencia política.

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