domingo, 9 de agosto de 2009

El Estado:

Me parece que lo más concreto y sensato que se puede decir a propósito del Estado ético y de cultura es lo siguiente: cada Estado es ético en cuanto una de sus funciones más importantes es la de elevar a la gran masa de la población a un determinado nivel cultural y moral, nivel (o tipo) que corresponde a las necesidades de desarrollo de las fuerzas productivas y por consiguiente, a los intereses de las clases dominantes. La escuela como función educativa positiva y los tribunales como función educativa represiva y negativa, son las actividades estatales más importantes en tal sentido. Pero en realidad, hacia el logro de dicho fin tienden una multiplicidad de otras iniciativas y actividades denominadas privadas, que forman el aparato de la hegemonía política y cultural de las clases dominantes. La concepción de Hegel es propia de un período en el cual el desarrollo en extensión de la burguesía podía aparecer como ilimitado, de allí que pudiese ser afirmada la ética o universalidad de la misma: todo el género humano será burgués. Sin embargo, en la realidad sólo el grupo social que se plantea el fin del Estado y el suyo propio como una meta a alcanzar, puede crear un Estado ético, tendiente a poner fin a las divisiones internas de dominados, etc., y a crear un organismo social unitario técnico-moral.

La doctrina de Hegel sobre los partidos y las asociaciones como trama "privada" del Estado, derivó históricamente de las experiencias políticas de la Revolución francesa y debía servir para dar una mayor concreción al constitucionalismo. Gobierno con el consenso de los gobernados, pero con un consenso organizado, no genérico y vago como se afirma en el instante de las elecciones. El Estado tiene y pide el consenso, pero también lo "educa" por medio de las asociaciones políticas y sindicales, que son, sin embargo, organismos privados, dejados a la iniciativa privada de la clase dirigente. Hegel en cierto sentido supera ya, así, el puro constitucionalismo y teoriza el Estado parlamentario con su régimen de los partidos. Su concepción de la asociación no puede menos que ser todavía vaga y primitiva, oscilante entre lo político y lo económico, según la experiencia histórica de la época, que era muy restringida y daba un único ejemplo completo de organización, el "corporativo" (política injertada en la economía).

La revolución producida por la clase burguesa en la concepción del derecho y por ende, en la función del Estado, consiste especialmente en la voluntad de conformismo (y, por consiguiente, ética del derecho y del Estado). Las clases dominantes precedentes eran en esencia conservadoras en el sentido de que no tendían a elaborar un acceso orgánico de las otras clases a la suya, vale decir no tendían, "técnica" e ideológicamente, a ampliar su esfera de clase: concepción de casta cerrada. La clase burguesa se considera a sí misma como un organismo en continuo movimiento, capaz de absorber toda la sociedad, asimilándola a su nivel cultural y económico: toda la función del Estado es transformada; el Estado se convierte en "educador", etc.

¿Cómo se produce una detención y se retorna al concepto del Estado como fuerza pura? La clase burguesa está "saturada"; no sólo no se expande, sino que se disgrega; no sólo no asimila nuevos elementos, sino que se desprende una parte de ella misma (o al menos los desprendimientos son enormemente más numerosos que las asimilaciones) . Una clase que se considere a sí misma como pasible de asimilar toda la sociedad y que al mismo tiempo sea capaz de expresar este proceso, llevará a la perfección tal concepto, hasta el punto de concebir el fin del Estado y del derecho, devenidos inútiles por haber agotado su razón de ser y haber sido absorbidos por la Sociedad civil.

Se puede demostrar que el concepto común de Estado es unilateral y conduce a errores mayúsculos, partiendo del reciente libro de Daniele Halévy,Décadence de la liberté, de la cual he leído una reseña en las "Nouvelles Litteraires" . Para Halévy, "Estado" es el aparato representativo; y él descubre que los hechos más importantes de la historia francesa desde 1870 hasta hoy no son debidos a iniciativas de organismos políticos derivados del sufragio universal, sino a organismos privados (sociedades capitalistas, Estados Mayores, etc.) o a grandes funcionarios desconocidos por el país. Pero esto sólo significa que además del aparato gubernativo, debe también entenderse por "Estado" el aparato "privado" de "hegemonía" o sociedad civil. Hay que mostrar cómo de esta crítica del "Estado" que no interviene, que está a la cola de los acontecimientos, nace la corriente ideológica dictatorial de derecha, con su reforzamiento del ejecutivo, etc. Sin embargo, sería preciso leer el libro de Halévy para ver si él también ha entrado por esta vía, lo cual en principio no es difícil dado sus antecedentes (simpatías por Sorel, Maurras, etc.).

En la polémica (por lo demás superficial) sobre las funciones del Estado (y entiéndase, del Estado como organización político-jurídica en el sentido estricto) la expresión de "Estado-veilleur de nuit" [sereno] corresponde a la italiana de "Stato-carabiniere" y quiere significar un Estado cuyas funciones están limitadas a la tutela del orden público y del respeto de las leyes. No se insiste en el hecho de que en esta forma de régimen (que por otro lado no existió jamás sino corno hipótesis-límite, en el papel) la dirección del desarrollo histórico pertenece a las fuerzas privadas, a la sociedad civil, que es también Estado o mejor, que es el Estado mismo.

Estamos siempre en el terreno de la identificació n de Estado y gobierno, identificació n que precisamente representa la forma corporativo- económica, o sea, la confusión entre sociedad civil y sociedad política, ya que es preciso hacer constar que en la noción general de Estado entran elementos que deben ser referidos a la sociedad civil (se podría señalar al respecto que Estado - sociedad política + sociedad civil, vale decir, hegemonía revestida de coerción). En una doctrina del Estado que conciba esto como pasible de agotamiento parcial y de resolución en la sociedad regulada *, el argumento es fundamental. El elemento Estado-coerció n se puede considerar agotado a medida que se afirman elementos cada vez más conspicuos de sociedad regulada (o Estado ético o sociedad civil).

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